Inversión inmobiliaria: luz al final del túnel
AXEL CHRISTENSEN Director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock
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Axel Christensen
Las perspectivas para el mercado inmobiliario global -de un tamaño considerable, superando los US$ 13 billones, según datos de MSCI- están mejorando a medida que los precios comienzan a estabilizarse, después de dos años difíciles. Esto crea oportunidades que van más allá de las reducciones de tasas de interés, a las cuales se sumó EEUU. Una inflación que se estabiliza a niveles más altos que en el pasado prepandemia hace que el sector inmobiliario sea más atractivo en el mediano plazo. Asimismo, cambios estructurales como la transición energética o el rediseño de las cadenas productivas impulsan la demanda por activos inmobiliarios. Con todo, aprovechar estas oportunidades requiere ser selectivos a nivel regional y sectorial.
“Las inquietudes generalizadas sobre el sector inmobiliario han comenzado a disminuir, debido a la caída en las tasas de interés y los volúmenes de transacciones están aumentando desde los mínimos recientes en la mayoría de los sectores”.
La inversión inmobiliaria ha comenzado a ver un giro; ya se vislumbra luz al final del túnel que ha tomado un par de años en recorrer. Durante este período era esperable un contexto difícil para el sector, sobre todo en inversiones que buscaban generar renta, debido a las subidas de tasas más rápidas en décadas por parte de bancos centrales. Ya en 2022 se observaba una caída en el interés por parte de los inversionistas en esta clase de activos, particularmente en REITS, fondos abiertos listados en mercados bursátiles que permiten la inversión y el rescate periódicos. Durante este período, los valores de las propiedades han disminuido de manera significativa, generando señales a los inversionistas que buscaban oportunidades a precios atractivos. Y si bien siguen cayendo en EEUU, ya están tocando fondo en Europa y rebotando en el Reino Unido.
La corrección en los mercados inmobiliarios puede tener un impacto en toda la economía, como se vio el año pasado en la corrección de precios de acciones de bancos regionales en EEUU, debido a preocupaciones sobre su exposición a bienes raíces comerciales. Sin embargo, las inquietudes generalizadas sobre el sector inmobiliario han comenzado a disminuir, debido a la caída en las tasas de interés y los volúmenes de transacciones están aumentando desde los mínimos recientes en la mayoría de los sectores. A medida que bajan las tasas, los menores costos de financiamiento y la reducción del atractivo de otros activos, como los mercados monetarios, deberían impulsar el apetito por bienes raíces. Ya es posible observar mejoras en los precios de REITS. Como el proceso de reajuste recién comienza, los fondos inmobiliarios que desplieguen capital en los próximos años pueden beneficiarse de mejores precios de entrada. En todo caso, los resultados pueden variar ampliamente, lo que hace clave una implementación selectiva.
Varios cambios estructurales impulsan la demanda a largo plazo en áreas como la logística. La fragmentación geopolítica y el rediseño de cadenas de suministro empujan a las empresas a acercar la producción a los centros de consumo. Nuevas regulaciones de construcción ecológica estimulan renovaciones energéticamente eficientes. Una inflación más persistente también hace que el sector inmobiliario sea atractivo, ya que la clase de activos típicamente tiene flujos de caja ajustados a inflación.
En resumen, se observa un panorama más alentador para el sector inmobiliario, donde las mejores oportunidades se vislumbran en áreas que se vieron más afectadas por tasas más altas, pero que requieren considerar matices a nivel regional y sectorial.